La entrevista periodística
La entrevista, en el sentido estricto, es un diálogo entre dos o más personas que responde al formato de pregunta-respuesta. Sus elementos principales son un entrevistador, que efectúa las preguntas, y un entrevistado, normalmente experto en una materia de interés social, que las responde.
Uno de los valores de la entrevista es el hecho humano, de diálogo, de intercambio que se genera entre entrevistador y entrevistado.
¿Se debe respetar el orden cronológico de las preguntas-respuestas, tal como ocurrió durante la conversación con el entrevistado? No necesariamente, salvo que esto:
Cambie el sentido de las respuestas.
Saque de contexto parte del diálogo
Se debe realizar una limpieza del diálogo puesto que en ocasiones el entrevistado utiliza muletillas, repeticiones innecesarias, términos coloquiales, que se le pueden ahorrar al lector.
Es necesario incorporar elementos de color, circunstancias, descripciones, comentarios explicativos, para enriquecer la información y hacerla más atractiva.
Narrativos: anécdotas, sucesos ocurridos dentro o al margen de la conversación y que resulten pertinentes.
Descriptivos y conceptuales: retrato del interlocutor, gestos.
Clases de entrevistas periodísticas
Se pueden clasificar las entrevistas periodísticas de acuerdo a su objetivo en:
De opinión: Su intención es que el entrevistado manifieste su opinión sobre un determinado hecho o tema.
Informativa: El objetivo principal es que el entrevistado proporcione información sobre un determinado tema.
De personalidad o semblanza: Su intención es que el entrevistado se muestre tal como es y que proporcione un retrato de su personalidad o imagen a través de sus declaraciones.
Por su modalidad la entrevista periodística se puede disgregar en:
Entrevista estructurada o formal: Se realiza sobre la base de un cuestionario previamente elaborado.
Entrevista no estructurada o informal: Se trata de preguntas respondidas en una conversación informal sin seguir ningún patrón.
Entrevista focalizada: Su realización requiere una gran experiencia, habilidad y tacto. Está enfocada en ahondar una cuestión delicada y se realiza sin sujetarse a una estructura formalizada.
Entrevista no dirigida: El entrevistado tiene completa libertad para expresar sus sentimientos y opiniones y, en función de ellos, el periodista va encaminando la entrevista.
Cómo hacer una buena entrevista…
Selecciona el tema que vas a tratar en tu entrevista.
Documéntate bien, investiga para que puedas llevar las riendas del diálogo.
Selecciona la fuente según el tipo de entrevista.
Diseña un cuestionario con preguntas claves. Aunque recuerda que muchas otras preguntas nacerán espontáneamente.
Haz la entrevista cara a cara para no perder detalles y puedas describir el contexto.
Como sugerencia…
Durante el contacto inicial crea un ambiente agradable y de confianza. Antes de realizar las interrogantes, es preferible que establezcas una conversación relajada que no guarde relación directa con la entrevista. Esto te ayudará a consolidar un vínculo con el entrevistado.
Debes formular preguntas claras y ordenadas. Si se trata de una entrevista no estructurada (sin cuestionario previo), puedes plantear tus preguntas dentro del contexto general de la conversación. Si la entrevista es estructurada, las preguntas tendrán un carácter más metódico.
Para obtener y completar respuestas, debes tener cuidado de no orientar o sugerir respuestas inadecuadas a tu entrevistado, así como controlar bien el énfasis de las preguntas.
Al registrar respuestas, lo más recomendable para ahorrar tiempo y soportar con la mayor veracidad los hechos, es importante que realices anotaciones directas y emplees una grabadora.
Otros tips de importancia…
Acude a la entrevista vestido propiamente y bien arreglado.
Colócate a un nivel de igualdad con el entrevistado.
Ten siempre un plan B para la recolección de los datos (grabadoras, baterías adicionales, etc.)
Formula primero las preguntas más sencillas.
Observa atentamente al entrevistado.
Manifiesta tu interés por lo que contesta.
No condiciones jamás las respuestas.
Anota las frases y palabras lo más fielmente posible.
Establece algún vínculo con el entrevistado, como, por ejemplo, dirección y teléfono por si necesitas información, aclaraciones o datos adicionales.
No repitas las preguntas que ya han sido contestadas.
Concede a tu entrevistado el tiempo suficiente para pensar sus respuestas.
Está pendiente del contexto donde se desarrolla el diálogo.
Es momento de redactar…
Lo primero que debes hacer es diseñar previamente un esquema de redacción, jerarquizando los elementos en función de su valor de interés periodístico.
Define con claridad la extensión y el estilo que vas a utilizar para tu entrevista. Puede ser formato pregunta-respuesta o parafraseada.
No olvides poner en práctica tus conocimientos en materia de reglas gramaticales, expresiones lingüísticas, claridad, precisión, exactitud y otros mandatos del lenguaje que debemos conocer y respetar.
Las comillas: Sólo deben utilizarse para lo absolutamente textual e imprescindible
Se utilizan para abarcar palabras, expresiones o ideas completas dichas o escritas por una persona diferente del periodista. Se deben abrir y cerrar en el lugar exacto. En ningún caso pueden encerrar una palabra o expresión que a juicio del periodista resuma el pensamiento del entrevistado.
Al parafrasear o sintetizar la declaración del entrevistado, el periodista tiene que atribuirle a este lo dicho. Para ello, debe recurrir a verbos neutros como dijo o expresó. Pero para no aburrir al lector con una serie de “dijo y expresó”, se pueden utilizar otros verbos, que sin ser sinónimos, pueden servir para alternar distintas formas de atribución.
El título:
Lo ideal es que el título sea suficiente para enterarse, en líneas generales, del contenido del texto.
No se pueden poner entre comillas palabras que no hayan sido pronunciadas textualmente, que no estén en el orden que expresó el entrevistado.
Si se utiliza la paráfrasis, esta deberá expresar con toda exactitud la idea que se transcribe.
Cada título debe tener un verbo activo.
Ningún título puede ser enigmático o críptico.
No deben redactarse títulos genéricos.
Del rechazo al amor incondicional de un padre a su hijo
con síndrome de Down
El escritor e ilustrador Gusti Rosemffet y su compañera Anne Decis, también ilustradora, conversaron acerca de Mallko y papá, un libro que trata sobre la llegada de un hijo diferente. Su historia es conmovedora.
Mallko nació hace nueve años. El parto se produjo en la casa, seis semanas antes de tiempo. Al día siguiente, lo llevaron a la clínica. Gusti Rosemffet y Anne Decis, los padres, se enteraron días más tarde que el niño tenía síndrome de Down.
Ella –pelo rojizo, ojos azules– tiene un piercing en la nariz. Su voz es muy dulce, casi un susurro. Viste una chaqueta de cuero negra, una blusa blanca, un pantalón y unas botas negras. Él parece un personaje salido de uno de sus cuentos. Lleva una gorra de lana de mil colores, de la que salen bucles de cabello plateado.
Viste un saco verde, una camisa blanca, una bufanda de rayas, un jean y zapatillas. Sus lentes azules posan sobre su nariz afilada que, a su vez, hace sombra a su barba blanca.
Entrevistador: Mallko y papá es un libro muy íntimo, personal, ¿por qué decidió contar esta parte de su vida?
Gusti: Cuando Théo, mi primer hijo, tenía ocho años, nació Mallko. Cuando me enteré de que tenía un cromosoma de más fue como si me hubieran dado un martillazo en la cabeza. Yo estaba muy mal. No lo aceptaba. Théo me dio la primera lección de aceptación. Me preguntó qué era el síndrome de Down y yo le dije: «Es lo que tiene Malkito», y él me contestó: «Puede ser alto, bajo, blanco, negro, para mí siempre va a ser mi mejor hermanito». Años más tarde, se me ocurrió hacer un cuento sobre ese momento, pero no me salía… En el fondo lo que quería era reflexionar sobre por qué tenemos tanto miedo de que nos salga un hijo diferente.
Anne: Para mí fue una gran pena que su papá no lo aceptara. Pero yo veía un bebé que necesitaba amor y, como su papá no se lo podía dar, entonces, yo le daría el doble… Me sentí culpable, pero me pregunté a mí misma: «Si hubiese sabido que el bebé venía con síndrome de Down, ¿lo habría rechazado?».
La respuesta fue «No». Entonces, decidí tirar hacia adelante. ¿Qué iba a hacer?, ¿dejarlo al lado de la autopista? ¡No! Tenía que atenderlo, e incluso más que a otro.
E: ¿Cómo ha sido la relación entre Mallko y Théo?
A: Son personas totalmente distintas. Théo fue un niño muy cariñoso, inteligente, adelantado en todo, habló con ocho meses, caminó antes de tiempo. Pronto se irá de la casa para vivir su vida porque ya tiene 18 años. Es muy independiente, habla varios idiomas… y, siempre, ha sido muy bueno y comprensivo con su hermano. Hasta hace poco seguía jugando a los carritos con Mallko, y cuando necesito que me ayude a cuidarlo, Théo siempre está ahí para él.
E: Como lo muestra en su libro, ser padre es una decisión. Pero muchos padres en América Latina deciden abandonar a sus hijos, ¿por qué sucede esto? ¿Qué puede asustar tanto de ser padres?
G: Sí, he andado mucho en América Latina estos últimos años y he visto muchos casos de padres que se van de casa, que abandonan el barco. Es una lástima porque se pierden una gran experiencia. Por eso, en mi libro también reconozco que soy el padre que no aceptó serlo, por un momento. Ahí está el secreto del libro. Yo muestro que me siento como otros papás que quieren escapar, pero a eso que me asustaba le di la vuelta y ahora estoy mejor que antes.
A: Mallko es un hijo del amor. Creo que el abandono radica en la falta de consciencia de algunas personas que ni siquiera se preocupan de su pareja, y sus hijos no son fruto del amor ni de la razón, sino de algo fortuito.
E: Gusti, usted suele hacer entrevistas a todo tipo de personas y entre ellas a personas con el síndrome de Down, ¿qué diferencias encuentra en ellas?
G: No he notado que las personas con síndrome de Down tengan grandes problemas con su condición, no se quejan de esto o lo otro; algunos lo reconocen, otros no. Yo los veo felices, así, tal cual son. Es distinto con las personas, en general; ahí sí he visto, a veces, bastante infelicidad. Al final, te das cuenta de que todos queremos las mismas cosas, todos queremos amar y ser amados, abrazar, dar besitos y no sentirnos solos.
Recuperado y adaptado de https://especiales.semana.com/padres/sindrome-de-down.html