Caso Amazon y la teoría del caos organizado

 

Se basa en la premisa de que no necesitas tener todos los artículos similares juntos (no los organiza ni por categorías, ni marcas ni etiquetas). Es decir, todos los artículos se reparten en distintos sitios del almacén para que estén a la mano siempre. Lo que hace el robot es identificar cuál es la ubicación más cercana del artículo que se busca y llevárselo al personal.

Este tipo de organización también significa que no te puedes confundir al tomar los artículos pues los que están alrededor son completamente distintos. Amazon tampoco se pone quisquilloso a la hora de organizar los artículos. De hecho, la norma que usan es tipo Tetris: “ocupar todos los espacios vacíos” que encuentren.

Según Amazon, en la gestión de almacenes convencionales, un empleado puede llegar a caminar hasta 1,2 kilómetros al día (solo buscando los pedidos). El empleado es quien elige dónde va a ir el nuevo producto que quiere almacenar. Lo único que tiene que hacer es escanearlo para informarle al robot la ubicación. Por suerte, los robots cuentan varios sensores que detectan obstáculos y que son vigilados por un controlador que miran que todos estén cumpliendo correctamente su función.