Demóstenes, el gran orador que fue tartamudo
Por Edith Sánchez
Este joven ateniense quería ser el mejor orador de la Antigua Grecia. Se dice que siendo muy joven intentó dar su primera «conferencia» y esta fue un fiasco.
Durante su primer discurso fue abucheado., y es que Demóstenes tenía un grave problema: era tartamudo. Las palabras se atropellaban en sus labios y no lograba hacerse entender. Alguien del público le gritó: «¡Ponga el aire en sus pulmones y no en su cerebro!». Esto le causó un gran impacto. Sin embargo, estaba decidido a alcanzar su meta, por encima de ese obstáculo que parecía tan grande.
Según la historia, o la leyenda, Demóstenes se impuso un severo régimen para superar sus dificultades. Lo primero que hizo fue afeitarse la cabeza. En aquel tiempo era muy mal visto que alguien se dejara ver si no tenía cabello. Su propósito era obligarse a no salir para dedicarse por completo a trabajar en su objetivo. Practicaba la oratoria hasta el amanecer. Se introducía pequeñas piedras en la boca para mejorar su locución. Cuando salían las primeras luces del Sol, Demóstenes iba a la playa. Allí le gritaba al astro rey con todas sus fuerzas. Su objetivo era fortalecer los pulmones. Después de varios años con esta disciplina de entrenamiento, Demóstenes logró hablar normalmente y no solo eso acabó convirtiéndose en un de los grandes oradores de la historia.
Fuente: La Mente es Maravillosa. Dispoonible en https://lamenteesmaravillosa.com/demostenes-granorador- tartamudo/