LA CREACIÓN DE UNA DOCTRINA ADMINISTRATIVA

 

 

En el año de 1888, el ingeniero de minas, Henri Fayol (1841-1925) logró salvar de la ruina a una gran compañía metalúrgica de Francia, en la cual había venido trabajando desde hacia veinte años. Él se desempeñó como director de la misma, de esta manera aplicó un nuevo método de administración que le dio resultados satisfactorios, al cual llamó Administración Positiva.

Según sus propias manifestaciones, los estudios administrativos que realizó tenían fines exclusivamente prácticos y de aplicación personal. No obstante, al cabo de varios años de experimentación, observación y control constantes, estos no solo le sirvieron para alcanzar un éxito sin precedentes, sino que también le permitieron postular el cuerpo doctrinal de los principios de la ciencia de la administración. La doctrina fayolista se inició dando especial trascendencia a la fundamentación metodológica, de ahí que el mismo Fayol la llamara Administración Positiva, Científica o Experimental.

En 1908, con ocasión del Congreso de la Sociedad de la Industria Minera, desarrolló de manera resumida los criterios fundamentales de su teoría. Su obra principal en este campo es el libro titulado Administración Industrial y General. Para Fayol, los procedimientos administrativos eran instrumentos muy importantes para la buena dirección de toda empresa.

Las investigaciones de Fayol se enfocaron hacia todas las empresas y hacia el Estado. Poco a poco, se convenció de que los principios administrativos eran aplicables a todas las empresas, cualesquiera fuese su naturaleza, objetivos y magnitud.