La descripción de un animal / Lectura: Dora la oruga buscadora
Un cuento para empezar Dora la oruga buscadora Un cuento de Celso Román Esta es la historia de una oruga viajera que venía de muy lejos, recorriendo el follaje. Medía y probaba todas las hojas, enormes, pequeñas, alargadas, redondeadas, acorazonadas y todas las frutas: dulces ácidas, pequeñas, grandes, desde la diminuta cereza hasta la gigantesca papaya. Buscaba un árbol que, según la leyenda, era mágico. En la aldea de las orugas decían que quien probara sus hojas y sus frutos, podría satisfacer todos los deseos, incluidas cosas tan locas como poder volar para visitar todas las flores y escapar del pico de los pájaros.
Un día, al amanecer, lo encontró: estaba en medio del bosque, majestuoso y brillando con el rocío como si estuviera decorado con diamantes, que refulgían con los primeros rayos del sol. Lo encontré! Lo encontré! Es mío! Sólo mío! Decía y comía sus deliciosas hojas, y sus dulces frutos. Comía y comía más y más hojas tiernas, tan sabrosas y apetitosas Comió y comió tantos frutos y retoños, que muy pronto se sintió enferma. Su vientre había crecido al doble del tamaño normal, y a través de la piel brillaban los colores mágicos del árbol. Y lo peor de todo era que pedía deseo tras deseo, pero ninguno se cumplía.
Así, acongojada y presa de malestar, la encontró el tío Morrocoy, la sabia tortuga que recorre la selva ayudando a los demás. Compadecido, le dio una tisana de yerbabuena y le pidió que reflexionara sobre esa ambición que la había movido a querer devorar ella sola el árbol mágico. No sería mejor compartirlo? Piensa en eso, mi querida Dora, le dijo el tío.
Esa noche Dora, la oruga buscadora comprendió que ella sola no podría comerse todo el árbol, y decidió volver a su aldea y buscar a todas sus hermanas para que también ellas disfrutaran de aquella prodigiosa planta. Llegaron montadas en el caparazón del tío Morrocoy, y comieron lo suficiente para quedar satisfechas y echar una siesta envueltas en un capullo. Cuando despertaron, todas tenían alas, y podían volar. Eran Mariposas!
Desde el mismo instante en que descubrió la maravilla del vuelo, Dora decidió acompañar al tío Morrocoy en sus caminatas por el bosque, revoloteando con curiosidad alrededor del caparazón de la vieja tortuga. Sintiendo hambre, la mariposa se acercó a las coloridas florecitas de una planta Venturosa, y allí se encontró dos abejas libando el néctar. – Qué rico es alimentarse! Dijo una de ellas. – Dirás qué rico es nutrirse! Respondió la otra. A Dora le quedó la inquietud de lo que oyó, y por eso voló hasta donde su amigo. – Tío Morrocoy, dime La alimentación y la nutrición son la misma cosa? – Interesante pregunta, amiga mía. Podríamos decir que esas dos acciones son muy parecidas, casi como tus dos alas, que te sostienen en el aire para que puedas volar, viajar y disfrutar la vida. Bueno, eso es lo que yo creo, pero vamos a buscar a mi amiga Naty Nutry, la nutricionista.
Emprendieron camino hacia la casa de Naty, sin saber que un sombrío personaje, Malak-om, iba espiándolos desde la penumbra del bosque. Era un ser delgado fantasmagórico, desaseado, y que odiaba a quienes tenían estilos de vida saludables, es decir, detestaba que las personas que amaban tanto la vida que no ponían en riesgo su salud, expresaban su cariño, hacían deporte, y se alimentaban adecuadamente. Era un antiguo enemigo del tío Morrocoy, pues mientras la tortuga amaba la armonía de la vida y cuidaba el bosque, las plantas, la gente, los animales y el agua, Malak-om se empeñaba en engañar con los placeres que hipnotizaban los sentidos transformándose en cosas tan extrañas como la carpa de fritos, la fuente de las bebidas de colores o el dispensador de delicias en llamativos envoltorios, que invitaban a comer y beber sin medida, pues la gente ignoraba las consecuencias de esos excesos. Ya en casa de Naty Nutry, la nutricionista, escucharon su explicación, y entendieron las diferencias: – Ya entiendo! dijo Dora- la alimentación es buscar las cosas que nos gustan, prepararlas y servirlas en el plato para el desayuno, el almuerzo o la cena, mientras que la nutrición es lo que sucede después de comerlas… – Así es, respondió el tío Morrocoy, por eso alimento es todo lo que comemos para poder crecer, jugar, correr, estudiar, trabajar hacer deporte, tener un cuerpo sano y mantenernos con energía. – Claro, exclamó Naty la nutricionista, más adelante vamos a viajar en un maravilloso tren, donde están los diferentes grupos de alimentos, que a lo largo de este viaje aprenderemos a conocer y a consumir para que nuestro cuerpo reciba los nutrientes que necesita. – Y qué son los nutrientes, Dora? Preguntó Morrocoy. – Son las proteínas, las grasas, los carbohidratos, las vitaminas y los minerales, sustancias que se encuentran en los alimentos, y que al ser procesadas por el organismo, son utilizadas para su funcionamiento.
Por ejemplo, las grasas y los carbohidratos nos suministran energía. – Ay, qué pena doctora, yo no entiendo dijo Dora ruborizándose. – No te preocupes, que yo los voy a acompañar a lo largo del viaje por esta cartilla, y con los maestros vamos a conocer el universo maravilloso de la alimentación. Por el momento quiero que vean este cuadro donde aparecen los nutrientes que hemos mencionado: Qué bueno saber todo esto tío! Pero dime Naty, cómo hacer para que la gente sepa qué es lo que se debe comer para lograr una buena nutrición? – Ah, mi querida Dora, eso es algo que se debe enseñar en todos los colegios! Por eso quiero invitar a los maestros y las maestras a viajar en tren – En tren? – Claro en el tren del alimento, que viaja por todo el país enseñando hábitos alimentarios saludables desde la infancia! Dijo Naty emocionada. – Qué bueno, Doctora! Yo también he viajado en ese tren del alimento y sé que enseña a las familias y las comunidades a lograr esos buenos hábitos, exclamó la tortuga. Y así fue como Dora, la mariposa voladora, Naty la nutricionista, y el tío Morrocoy emprendieron viaje hacia la estación.
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