La narración de una anécdota
Contar y escribir anécdotas
Cuando quieras escribir o contar una anécdota, debes tener en cuenta una serie de pautas para que el texto sea adecuado, es decir, para que cuente con las propiedades textuales de coherencia y cohesión de las que hemos tratado en la unidad 1, La arquitectura de nuestros mensajes.
- Comienza la anécdota con expresiones temporales poco precisas, que orienten al receptor en un marco temporal: “un día”; “el otro día”; “hace unos años”; “una noche”… Después, a lo largo del desarrollo del relato, también debes introducir otras expresiones que marquen la linealidad temporal de los acontecimientos: “luego”; “después”; “a continuación”, “tras un instante”,…
- Recuerda que lo que cuentas debe resultar verosímil y que debes emplear un punto de vista narrativo: puedes utilizar la 1ª persona en las formas verbales (“Cuando llegué y lo vi…”), si lo que cuentas, te ha ocurrido a ti; o la 3ª persona, si lo que relatas, le ha ocurrido a otro (“Cuando llegó y lo vio…”). También puedes combinar la 1ª y 3ª personas cuando tú eres el protagonista, pero además participan más personas.
- Procura emplear verbos de acción y movimiento para dar la sensación de que los hechos transcurren rápidamente (Llegué, vi y vencí); no te pares en detalles ni en descripciones minuciosas que puedan hacer perder el interés por lo que cuentas.
- Haz una breve referencia al espacio en el que ocurren los hechos que permita a tu interlocutor “situarse”. Puedes utilizar expresiones del tipo: “a la derecha”; “desde aquel lugar”; “allí”; “al otro lado”.
- Distribuye lo ocurrido en tres párrafos de acuerdo con la estructura siguiente.
1º PÁRRAFO O PLANTEAMIENTO |
Este primer párrafo debe responder a las siguientes preguntas y tiene como función contextualizar lo ocurrido: ¿Cuándo ocurrió? ¿A quién le ocurrió? ¿Dónde ocurrió? ¿Cuál era la situación inicial? |
2º PÁRRAFO O NUDO |
En este segundo párrafo se desarrollan los acontecimientos. Debe responder a las siguientes preguntas: ¿Qué sucedió? ¿Qué ocurrió luego? |
3º PÁRRAFO O DESENLACE |
Este último párrafo funciona como cierre de nuestro relato de lo sucedido. Debe responder a las siguientes preguntas: ¿En qué quedó todo? ¿Qué consecuencias tuvo? |
A continuación, te mostramos el ejemplo de una anécdota que le ocurrió a Ulises en su largo viaje de regreso a Ítaca:
Ulises y sus compañeros, en su larga travesía por el Mediterráneo de regreso a la isla de Ítaca, tras pasar el mar de las sirenas, llegaron al estrecho de Mesina, donde dos monstruos marinos dificultaban el paso.
A un lado, Escila, monstruo de torso de mujer y cola de pez. De su cintura salía el medio cuerpo de seis perros.
Al otro lado, Caribdis, un gran monstruo marino, que tragaba agua tres veces al día, y la expulsaba otras tantas, formando un enorme remolino.
Circe le había aconsejado acercarse más a Escila. Perdería seis de sus hombres, pero si se arrimaba a Caribdis perdería todo el barco, pues era imposible enfrentarse al remolino.
Así lo hicieron. Se acercaron más a la cueva de Escila, que no se veía por ninguna parte. Aunque Circe le había advertido que toda defensa era inútil, le había aconsejado que pasase muy rápido y ligero, le había dicho que lo único que podía hacer era invocar el amparo de Creteis, madre de Escila, Ulises se puso su refulgente armadura y cogió dos lanzas, presto al combate, y olvidó invocar a Creteis. Escila seguía sin aparecer. Pero, de pronto, mientras observaban el estruendo y la espuma formada por el remolino de Caribdis, espantados, Escila le arrebató seis de sus hombres.
No pudo hacer nada, salvo ver cómo Escila devoraba a sus compañeros al pie de su gruta. Ese fue el espectáculo más triste y horrendo que vieron sus ojos en su viaje. Con el corazón compungido, siguieron el viaje.