Nemecio Torvisco, la necesidad por emprender

NEMECIO TORVISCO, uno de los
hermanos fundadores de la empresa
de pinturas ANYPSA (iniciales de
sus nombres, Alejandro, Nemecio y
Prudencio Sociedad Anónima).

A Nemecio Torvisco le tocó ser un trabajador creativo desde niño, a mediados de la década de 1980 ya se encontraba vendiendo golosinas en las puertas del cine Riva Agüero en su natal Abancay. Nemecio siempre esperaba que saliera la última persona o trabajador del cine para venderle una golosina nocturna.
Toda esta dedicación es debido a que, desde muy joven, tuvo que trabajar duro en el campo junto a su madre y sus hermanos, Alejandro y Prudencio, para poner el pan en la mesa porque, lastimosamente, su padre había fallecido. Su dedicación y perseverancia fue moldeando su personalidad hasta el punto de tener todo lo necesario para triunfar en los negocios, aunque todavía no lo supiera Años más tarde, Nemecio y sus hermanos se mudaron a la capital para estudiar y trabajar. Al llegar a Lima, surgió la oportunidad de trabajar como carpintero lo que le permitió ahorrar parte de sus ganancias. Al quedarse sin empleo, su hermano le ofreció integrarse al proyecto de vender pintura. Sin pensarlo dos veces, Nemecio utilizó su bicicleta para repartir pintura a los clientes en diferentes puntos de la ciudad.
Cuando tuvieron dinero suficiente, Nemecio decidió hablar con sus hermanos y compraron una mezcladora de pintura eléctrica para empezar a vender sus propios productos y crear un logo para su nueva empresa que portaría las iniciales de sus nombres, Alejandro, Nemecio y Prudencio Sociedad Anónima, ANYPSA.
Alquilaron su primer local, un espacio de 100 metros cuadrados, lamentablemente fueron víctimas de estafa pues quien les alquiló el local no era el verdadero dueño. No obstante, lograron recuperarse y el 11 de setiembre de 1991 a las 11 de la noche comenzaron a elaborar las pinturas.
“Tuve que cortar un par de bolsas de plástico y coserlas para utilizarlas como techo, de manera que la lluvia no afectara la preparación de las pinturas. Con mi hermano sostuvimos el plástico por ambos extremos durante varias horas esa noche”, recuerda vívidamente Nemecio. A medida que ganaban dinero, ANYPSA iba creciendo hasta contar con una pequeña oficina, luego con un local decente y al cabo de unos años se convirtió en una empresa moderna con más de 45 mil metros cuadrados, en la que operan 280 trabajadores y que cuenta con 34 camiones de reparto.
De ser un niño que vendía golosinas en su cine local, Nemecio logró, junto a sus hermanos, convertir a ANYPSA en una de las empresas líderes en la producción y distribución de pintura de todo El Perú.

Fuente: 0800 Flor. Disponible en http://www.0800flor.net/historias/nemecio-torvisco-la-necesidad-poremprender/