El cóndor pasa: población de aves andinas en Perú puede irse en picada

En Argentina tienen criaderos, en Chile lo han nombrado monumento natural, mientras que en Perú damos tímidos pasos para preservar al ave voladora de mayor envergadura en el mundo, y venerada por nuestros antepasados.
Escribe: Iván Reyna Ramos
El cóndor (Vultur gryphus), es una ave prehistórica que vive entre nosotros. Su distribución abarcaba desde el Atlántico hasta el Pacífico. Esto fue confirmado con los restos de un cóndor andino de 13 mil años de antigüedad hallados en las cavernas de Minas Gerais, Brasil (Herculano Alvarenga, 1993), y también de un cóndor californiano de unos 16 mil años que fue encontrado en Nueva York (Emslie, 1987).

Actualmente en nuestra región, se encuentra distribuido a lo largo de la Cordillera de los Andes desde Venezuela hasta Tierra de Fuego en Argentina y Chile, pasando por Bolivia y Brasil. Sin embargo, en Venezuela fue declarado extinto y en Colombia y Ecuador sus poblaciones son escasas.
El cóndor pasa
Según Fernando Angulo, investigador principal del Centro de Ornitología y Biodiversidad (CORBIDI), la población de cóndores en el Perú es de menos de 2,500 ejemplares. El experto se basa en una última ficha de categorización de especies amenazadas, la cual recién será publicada este año.
Los reportes de avistamiento de cóndores hablan de 16 regiones del país. Sólo en Loreto, Ucayali y Madre de Dios nunca los hubo. Su hábitat es la zona altoandina. Y desde el altiplano tienen la costumbre de bajar a la costa, como en el caso de Paracas y Bayóvar.

En Lima se los ve regularmente en el cañón de Santa Eulalia. El fotógrafo de naturaleza y guía de observación de aves, Alejandro Tello, lo ha documentado en un trabajo denominado “El cóndor andino forrajea en árboles no nativos en Lima”. Tello estima una población mayor a los 30 individuos que en algunas épocas del año pernoctan en colonias en las alturas de Santa Eulalia.
Hace sólo unos días cuando se creaba la zona reservada de Illescas en Piura, justamente para proteger al cóndor andino, los asistentes pudieron observar a un grupo de 27 cóndores volando. “Esto es algo que no había visto hace más de 30 años”, refiere el reconocido ambientalista Heinz Plenge.
Igualmente pasó hace poco, también al norte –comenta Fernando Angulo- cuando una delegación de fotógrafos se encontraba cerca de Leymebamba, y se sorprendió al avistar un nutrido grupo de cóndores. También se observan en Pampa Galeras. En el valle del Sondondo (Lucanas, Ayacucho) se han reportado 50 individuos. En el valle del Colca, Arequipa, los turistas pueden observar hasta 30 cóndores al día.

Todo se compra
El cóndor andino abriga serias amenazas. Algunas comunidades aseguran haber visto al cóndor cazar a sus ganados, no creen que sea un carroñero. Por eso, la gente envenena pumas, zorros, perros y los colocan en los precipicios para que el cóndor muera al alimentarse.
Al Yawar Fiesta de Apurímac (“fiesta de sangre”) se le ha hecho cargamontón últimamente, básicamente por el mismo grupo que se manifiesta en contra de las corridas de toros. Y es que la cantidad de cóndores ya no es la misma que antes. Precisamente, el Yawar Fiesta simboliza el enfrentamiento entre el ave, que representa lo andino, y el toro, que personifica a lo hispano. La reducción de esta especie es alarmante, afirma Yury Ortiz, alcalde de Cotabambas, uno de los pueblos donde esta fiesta tiene más tradición: «Hace 30 ó 40 años, había una cantidad considerable de cóndores. Matábamos un caballo como carnada y venían 30 ó 40 cóndores al día. Hoy en día, vienen unos dos, tres, cuatro o cinco».

Rob Williams, director de la Sociedad Zoológica del Francfort, descubrió que existía tráfico de plumas y huesos de cóndores en el Cusco, utilizados en artesanía. Al mismo conservacionista le ofrecieron un cóndor disecado por el valor de 2,500 soles.}
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza la cataloga como una especie casi amenazada, ya que sufre la pérdida de su hábitat y el envenenamiento por la ingesta de animales intoxicados o de los propios cebos envenenados colocados ilegalmente por cazadores y ganaderos. En el Perú, nos hemos contentado con un decreto supremo (Nº 034-2004-AG) que declara el ave “en peligro”, pero en la práctica se hace muy poco al respecto.
Sumando esfuerzos
¿Cómo están procediendo nuestras autoridades? El Ministerio de Agricultura tiene diseñado para este año implementar un plan nacional para la conservación del cóndor. Para empezar, falta un censo poblacional real, en el que se utilice la telemetría satelital, debido a que el cóndor puede alejarse hasta 1,000 kilómetros en busca de alimento.

El ambientalista Heinz Plenge, es el coordinador del llamado Grupo Cóndor del Perú, formado en noviembre del 2011, y tiene la esperanza de que el ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal apoye el tema. Aunque –sostiene- que la Dirección General Forestal y de Fauna Silvestre pertenece al Ministerio de Agricultura cuando debería estar en el Ministerio del Ambiente.
A decir del investigador Fernando Angulo, “es necesario empezar una evaluación seria de la población de cóndores en el país, liderada por el Estado peruano, para saber su estado real, las amenazas a las que está sometida la especie y la mejor forma de combatirlas. Es urgente empezar con esto cuanto antes”.
En esa misma línea, el ecólogo Renzo Piana apunta que “el Estado debe liderar el esfuerzo para que tenga alcance nacional, destinar fondos mediante becas a estudiantes que salgan a tomar datos de distribución y abundancia de la especie, de modo que se puedan priorizar esfuerzos de conservación en esos sitios”. Luego da el puntillazo “sólo se puede conservar lo que se conoce”.

En Arequipa, la Autoridad Autónoma del Colca y Anexos (Autocolca) y la Municipalidad Provincial de Caylloma, presentaron, a principios de este año, un proyecto de ley al Congreso en el que reclaman la protección y conservación del cóndor andino. También continúan con la campaña Salvemos al Cóndor que lleva más de 6 mil firmas. Pero Fredy Jiménez, gerente de Autocolca, va más allá, se ha propuesto -con ayuda de los rescatistas de alta montaña- recoger huevos de los cóndores para incubarlos en laboratorios.
Entonces Renzo Piana le sale al frente y advierte que eso “sería un error de consecuencias potencialmente nefastas. No hay ningún fundamento científico o técnico que amerite una intervención de este tipo. Las autoridades nacionales deben pedir a Autocolca que explique el por qué de esta intervención”, sostiene.
Queda claro que la situación del cóndor en el Perú es aún desconocida. Lo que hay hasta ahora son sólo algunos tibios planes de conservación. En cambio, Ecuador, Bolivia, Colombia sí investigan y hasta trabajan en proyectos conjuntos. Argentina cuenta con un criadero y apoya a Chile, y entre ambos, tienen 2,800 ejemplares, nada menos. Es hora de ponernos las pilas.

Un cóndor en pocas palabras
En su edad adulta llega a pesar hasta 15 kilos, su gran buche puede cargar hasta 4 kilos de comida, y con ese peso puede remontarse más allá de los 7,000 metros de altura, planea por varias horas sin mover las alas para ahorrar energía. La hembra sólo pone un huevo cada 3 años. No tiene garras y por eso no carga alimentos en las patas. En estado silvestre puede llegar a los 100 años de vida.
De acuerdo con el artículo “La Muerte del Cóndor”, de Juan Jesús Ayala, el cóndor sólo tiene una pareja en su vida. Y cuando la ha perdido se siente muy viejo y cree que su existencia ya no tiene sentido. Entonces opta por suicidarse. Se eleva lo más alto posible y desde arriba se lanza en picada a velocidad desenfrenada para estrellarse contra las rocas.